El caballito de mar es una criatura rarísima. Su forma de nadar es única y es el único pez con la cabeza en ángulo recto con respecto al cuerpo. Se agarran a corales o algas de su entorno con sus colas en espiral y se mimetizan con aquello que tienen a su alrededor siendo capaces de desarrollar filamentos largos o cortos de su piel y cambiar de color. Son preciosos. Verlos es un auténtico privilegio y a veces da como vergüenza quedarse observándolos porque parecen muy tímidos. Miran de reojo, como de soslayo y se van girando para darte la espalda. Si, los vemos haciendo buceo en Fuencaliente.
Quienes nos conocen, saben que el caballito de mar es más que un favorito de la fauna marina para nosotros. No es casualidad que sea nuestro logo. Es una criatura tan especial que encontrarse con uno se traduce instantáneamente en una ola de positividad, optimismo y felicidad en general. Por eso cuando Rubén salió de bucear haciendo la señal de caballito, sabía que iba a tener que volver al agua conmigo. El caballito se mimetiza tan bien que cuando le pregunté cómo lo había encontrado, me dijo: “Él me encontró a mí.” A veces las mejores cosas en la vida se encuentran cuando no las buscas. Es una de esas frases que molestan cuando estás buscando algo y te la dicen… Pero no por ello deja de ser verdad.
Evidentemente, no vamos a parar de buscar caballitos y otros tesoros en las aguas palmeras. La ceniza volcánica que lleva más de dos meses cayendo al mar fertilizará los fondos, dicen, y podría suponer un mayor brote de vida marina a medio plazo. No todo puede ser malo con este volcán palmero sin nombre de Cumbre Vieja. Nos aferramos al optimismo como ese caballito a su entorno con la cola en espiral o como se aferra el de nuestro logo del centro de buceo a la isla de La Palma agarrándose fuerte por Fuencaliente. Hay días que no lo buscas y te encuentra un caballito y un día también parará el volcán y dejará un espectacular paisaje marino como lo hizo el Teneguía que nos encantará explorar.